La manipulación genética de mamíferos y de animales en general no es una noticia tan nueva como los medios de comunicación nos están dando a entender en estos días. Desde que el ser humano comenzó a domesticar animales,su cría ha tenido como único objetivo el de obtener mejores cepas domésticas que realcen y amplíen ciertas características ventajosas no tanto para el animal mismo sino para nosotros, los seres humanos. Perros, gatos, vacas, caballos, cabras, ovejas, gallinas, cerdos,palomas y otra gran cantidad de animales han sido, por cientos de años, los sujetos de una prolongada y sistemática experimentación genética que han producido las razas de animales que hoy en día nos protegen, visten y alimentan. Los dálmatas y los caballos purasangre, las reses Holstein y Brahma, los gatos siameses y las palomas mensajeras, todos estos animales son ejemplos patentes de una tradición genética que ha estado íntimamente ligada con el progreso de nuestra civilización.
La genética, a través de la historia, es una actividad cuya importancia y vigencia en nuestros quehaceres cotidianos no ha cesado de tener relevancia.
Lo único que ha cambiado, como es el caso en todos los ámbitos de la actividad humana, son los métodos con los cuales la cría de animales se está llevando a cabo hoy en día. El objetivo, sin embargo, continúa siendo el mismo, es decir la de beneficiarnos a través de un mejoramiento de nuestras calidades de vida. La inseminación artificial, por ejemplo, fue una tecnología desarrollada para mejorar ciertas cepas de animales, tales como el ganado vacuno, ovino y porcino. Sin embargo, el desarrollo de esta metodología no sólo mejoró la producción ganadera y aumentó el abastecimiento de carne y otros productos afines en nuestros mercados, sino que también estableció una sólida fundación sobre la cual se apoya hoy en día la inseminación artificial de seres humanos,método que indiscutiblemente ha mejorado la calidad de vida de muchas parejas que hasta ese entonces hubiesen sido consideradas infértiles. El trabajo del doctor Wilmut y sus colegas en Edimburgo en el Roslin Institute, que será dado a conocer al mundo científico esta semana en la revista Nature, es tan solo una muestra de la investigacióngenética que nuestra civilización ha estado llevando a cabo por tantos siglos. Las posibilidades de crear tejido embriónico con células adultas abre nuevas vías de exploración en lavbúsqueda de curas contra enfermedades como el SIDA, el cáncer, Alzheimer y la distrofia, para mencionar sólo unas pocas. Dicha investigación es una extensión natural de nuestra perpetua búsqueda del conocimiento.
Quizás la diferencia más obvia entre nosotros y el resto de los otros seres vivos con los que compartimos este planeta es nuestra incesante búsqueda del conocimiento. Dicha búsqueda es la característica más noble de nuestra especie y por lo tanto no puede ni debe ser censurada. Es por eso que mientras haya preguntas dignas de ser enunciadas y personas con el suficiente valor y rigor intelectual como para desmitificarlas, la experimentación científica continuará sin descanso. El conocimiento, como la naturaleza, desconoce de ética o moral. Sin embargo, lo que se haga o no se haga con el conocimiento derivado de dicha búsqueda ya no es responsabilidad del investigador o investigadora,sino de todos nosotros y como tal requiere de un constante esfuerzo y disciplina de nuestra parte para cerciorarnos de que dicho conocimiento no sea abusado. Es por eso que por mi parte, siempre he de preferir a las ovejas del conocimiento que a las plagas de la ignorancia.
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